FIRST CONFESSION
in the cozy silence
of the still things
and among the fragrances of pine and tender eucalyptus
between cold hoods
of sad tangles
of frailejóns and ferns.
I confess
with the certainty of the heart
sown with dignity and courage.
I confess with the pregnant soul
for the promising flags of love
that fan the glare
of the rebellious people.
I confess and say,
that inhabit my mind
Indian hands
and black hands,
white hands
and the mestizo hands …;
human cosmic hands
of my thoughts
as muscular links of faith in the purest feeling
of fading soon
of grief
I confess my confident vision
of lying defeated sorrows,
downcast by pure communion
of the rebel rebels
boldly raised,
determined,
thrown away
against the cruel exploiter
that had them subjugated.
I confess my bliss
of dreaming listening
the chords of good,
the sublime notes and silences
of peace without tears,
in line with the promising idea
of the shared multiplied bread,
of collective wheat bread
with heat of purified people …
I make my sincere narration
of modest devotion
and I confess that my evocation,
It is also,
a provincial song of justice
I wish they didn’t wilt
the first roots of yaravi
and the lumbalú …,
the integral hug of changó
and Pachamama …
that are stoked by the logs
of racial
fire of the universe.
My confession is the invitation
to make the brotherhood march,
the walk of humility,
in pursuit of the truth
and of the common yearning for freedom.
With the fire of steel
pointing against the tyrant,
accept my call, partner;
let’s build the new dawn,
comrade…
My confession is to tell you:
walk brother,
let’s break with the light of optimism,
the storm of pain
of the orphan farmer of the land
glaring shackles
of the accumulated exploitation;
let’s fill abysmal hatreds
that skin the soul …
let’s fill those hatreds with an air of peace
and winged dreams of freedom
that uproot the bitterness
of the false words
and the acrimony of the silences
that keep silent in front of the reproach.
Come, come with haste brother,
with rebel passion, comrade,
with the treasure of pure truth
of the new man in the word.
Come on, let’s redeem
the flowers of love
and don’t defeat us
the false splendor
of mean wealth.
We are going to defeat the grief
with David’s sling
In the battle…,
with the persecution of goodness
in every petal of humanity,
without the banal temptation
of the damn capital
In their consciences.
CONFESIÓN PRIMERA
(Spanish original)
Me confieso
en el acogedor silencio
de las cosas quietas
y entre las fragancias del pino y del eucalipto tierno
entre fríos capotes
de enredos tristes
de frailejón y helechos.
Me confieso
con la certeza del corazón
sembrado de dignidad y valentía.
Me confieso con el alma preñada
por las promisorias banderas del amor
que avivan el fulgor
del pueblo sublevado.
Me confieso y digo,
que en mi mente habitan
las manos indias
y las manos negras,
las manos blancas
y las mestizas manos…;
las cósmicas humanas manos
de mis cavilaciones
como eslabones musculados de fe en el más puro presentimiento
del desvanecimiento pronto
del desconsuelo.
Confieso mi visión confiada
de yacentes penas derrotadas,
abatidas por la pura comunión
de los rebeldes sublevados
con audacia levantados,
decididos,
arrojados,
contra el cruel explotador
que los tuvo subyugados.
Confieso mi dicha
de soñarme escuchando
los acordes del bien,
las sublimes notas y silencios
de la paz sin desgarraduras,
al compás de la idea promisoria
del compartido pan multiplicado,
del pan del trigo colectivo
con calor de pueblo purificado…
Hago mi narración sincera
de modesta devoción
y confieso que mi evocación,
es también,
una provinciana cantata justiciera
que quisiera que no marchiten
las raíces primeras del yaraví
y el lumbalú…,
el abrazo integral de changó
y de Pacha Mama…,
que se avivan junto a los leños
del fuego
racial del universo.
Mi confesión es la convidación
a hacer la marcha de la hermandad,
la caminata de la humildad,
en pos de la verdad
y del anhelo común de la libertad.
Con el fuego del acero
que apunta contra el tirano,
acepta mi llamado, compañero;
construyamos la nueva alborada,
camarada…
Mi confesión es decirte:
camina hermano,
quebremos con la luz del optimismo,
la borrasca de dolores
del campesino huérfano de la tierra
fulminando los grilletes
de la explotación acumulada;
colmemos los odios abismales
que deshollejan el alma…,
colmemos esos odios con aire de paz
y alados sueños de libertad
que desarraiguen el amargor
de las palabras falsas
y la acritud de los silencios
que callan frente al oprobio.
Vamos, vamos de prisa hermano,
con pasión rebelde, camarada,
con el tesoro de la pura verdad
del hombre nuevo en la palabra.
Vamos, vamos a redimir
las flores del amor
y que no nos derrote
el falso esplendor
de la riqueza mezquina.
Vamos a derrotar los desconsuelos
con la honda de David
en la batalla…,
con la persignación de la bondad
en cada pétalo de la humanidad,
ya sin la tentación banal
del maldito capital
en las conciencias.